Con frases de sus canciones y los títulos de éstas conseguí escribir un bonito texto que refleja lo maravilloso que es este grupo.
Ahí va.
¿Cómo pueden ser tan sumamente GRANDES?
Con ellos he aprendido lo que es un infierno sostenido por
el miedo a equivocarnos. A ser distintos e imposibles. Fuimos dos
equivocados. Sé que cuando se juntan dos ríos se hace fuerte la corriente. Por
eso. Me he dado cuenta de las cosas que he perdido, pero he aprendido a
sonreír por lo vivido. Sin embargo, se está haciendo tarde;
llegando el frio. ¿Quién negó que un te quiero es para siempre? No sé por qué
me rindo. Aprendí que ni quiero ni querré la soledad. Y llegué a sentirme tu
mitad. Hicieron que me gustase el seis. Quise enhebrar nuestros
hilos por última vez pero si se han deshecho nuestros lazos no hay nada que
pueda hacer. Descubrí que la vida se me escapaba. Me he sentido una extraña más
al decir adiós. He aprendido lo que la lluvia nos enseña. Me cansé
de esperarte, del final que no quisimos, del cielo que tanto me gustaba
regalarte…Al menos nos queda lo vivido. Comprobé qué poco cuesta seguir
mintiendo. Que menos puede llegar a ser más. Que los principios
suelen estar donde uno los deja. Creo que me necesitas porque hace
tiempo que dices, tienes que volver. Aún así, ya no queda nada, nada
que perder. Después de todo, la locura entró en mi vida cuando
cruzamos camino de la frontera. Me enseñaste el secreto de las
tortugas. Y me sobraron ganas de volar. Improvisemos un guión
definitivo que no tengamos más remedio que olvidar. Sobreviví sin saber muy
bien a qué. Vi contigo cada amanecer. Con trocitos de lo verde
del jardín se hizo grande la ilusión. Fuimos el dos en uno y uno en dos. Y sé
que todo esto ha pasado porque estabas a mi lado. Jugué a piedra,
papel, tijera y me cansé. Encendí la puerta y tú cerraste la luz.
Perdí la cabeza. Pasé buscándote una vida entera. “Pide cena para dos” me
hicieron decir alguna que otra vez. Dibujé una raya en un
papel. Entendí que tú y yo somos distintos; esa es la realidad. Si ha de ser,
será. Comprendí qué es un viernes trece rojo. Me quedé con la mísera certeza de
que nada será igual. Ahora ya lo entiendo, aquí no hay vuelta atrás. Porque no
hay lágrimas que valgan. Y me pregunté mil veces: ¿Quién quiere abrir
los ojos para ver que ya no queda nada que entender entre tú y yo?
Visualicé mi película. Y sufrí. Sin embargo, llega el invierno y
piensas que nada es igual. Te espero y tú no estás. Me apliqué muchas veces el
“quisiste todo, perdiste tanto”. Vi mi vida rota en desengaños. Perdí mi
sonrisa después de todos estos años. Me confundí al creer que todo
estaba perfecto. Y sigo sin saber porqué me hiere aunque no
estés. Cedí terreno al olvido porque quería estar siempre contigo. Aunque
siempre terminabas sacando lo malo de mí. ¿Quién nos lo iba a decir? Nos
bastaría un perdón, a pesar de que yo empiezo a pensar que lo nuestro es
sufrir. Y me arrepentiré porque no te querrán como yo. Fuimos ninguno
de dos. Me enseñaron a nadar en mares pequeños. Aunque, por si acaso no
recuerdas mis abrazos, yo te dejo mi “canción”. Opté por decir cosas
que suenan a olvidar. Aunque siempre caí abriendo círculos cerrados. Pasé
muchas noches en el hastío por no poder entenderte. Era demasiado desafío. Sin
embargo, por mucho tiempo que pase, necesito verte aquí. Y sin nada que decir
porque… TU MIRADA ME HACE GRANDE.
Con vuestra música la vida es FÁCIL.